
Nombre: Franchesca Pérez
Matrícula: 22-MPSN-5-015
Introducción
Como estudiante de Psicología con vocación hacia el ámbito educativo, he comprendido la enorme responsabilidad que recae sobre el psicólogo escolar como agente de cambio. En el proceso formativo he aprendido que no se trata solo de intervenir ante un conflicto, sino de comprender integralmente a los niños, niñas y adolescentes, su contexto, sus emociones, sus habilidades y sus retos.
En este análisis abordo dos casos hipotéticos: “Los Exploradores” (nivel primario) y “Los Visionarios” (nivel secundario), utilizando las herramientas propuestas en la Caja de Herramientas del Psicólogo Escolar. A través de este ejercicio, aplico lo aprendido para reflexionar sobre cómo una intervención bien fundamentada puede marcar la diferencia en la dinámica de aula, el bienestar emocional del estudiantado y el sentido de pertenencia en la escuela.
Caso 1: Los Exploradores (Nivel Primario)
1. Detección y Evaluación
Ante una situación como la que vive el grupo “Los Exploradores”, donde se han formado subgrupos con tensiones internas, considero fundamental realizar una evaluación inicial amplia y cuidadosa, aplicando varias herramientas que permitan captar tanto lo visible como lo subyacente.
Primero, usaría la observación estructurada, ya que es una técnica directa y permite identificar patrones de conducta en tiempo real. Como futura psicóloga escolar, sé que observar aspectos como la interacción entre estudiantes, las actitudes en el juego, quién lidera, quién se aísla y cómo se resuelven los desacuerdos, es vital para comprender la dinámica grupal. Llevaría una guía de observación con indicadores como participación, comunicación y cooperación.
Segundo, aplicaría entrevistas semiestructuradas tanto a la maestra como a algunos estudiantes. Esto me permitiría conocer sus percepciones sobre el ambiente en el aula, los roles que se han formado, las preferencias de trabajo en grupo y la manera en que se sienten dentro del grupo. Las entrevistas me darían una mirada más emocional y subjetiva.
Tercero, aplicaría cuestionarios o escalas socioemocionales, como una escala de habilidades sociales, una de clima escolar o incluso una de autoimagen. Esto ayudaría a obtener datos cuantificables sobre autoestima, empatía y actitudes hacia los compañeros.
Estas herramientas combinadas me permitirían tener una comprensión profunda, no solo del comportamiento, sino de las causas emocionales y sociales que están influyendo en la creación de subgrupos.
2. Diagnóstico y Planificación
Luego del proceso de evaluación, estaría en condiciones de establecer algunas hipótesis diagnósticas. En este caso, es probable que exista una rivalidad marcada entre los subgrupos (“Los Rápidos” y “Los Creativos”) que afecta la cooperación.
Algunos estudiantes están enfrentando dificultades para manejar sus emociones, lo cual se refleja en el rechazo al otro grupo.
Hay una ausencia de sentido de unidad que dificulta la dinámica saludable en el aula. Con base en esto, me propondría diseñar un plan de intervención con objetivos SMART, que me ayuden a mantener la claridad y el enfoque:
•Específico: Fomentar la cooperación entre subgrupos mediante actividades colaborativas supervisadas.
•Medible: Aumentar la percepción positiva del clima grupal en un 30% según las escalas aplicadas.
•Alcanzable: Aplicando dinámicas y evaluaciones semanales durante dos meses.
•Relevante: Porque fortalece las habilidades socioemocionales y mejora el aprendizaje.
•Tiempo definido: Dos meses, con evaluaciones al inicio, mitad y final.
3. Intervención: Técnicas de Modificación de Conducta
Como futura profesional, reconozco la importancia de enseñar y reforzar conductas adecuadas de forma constante. Para este grupo, aplicaría las siguientes técnicas:
• Reforzamiento positivo: Al premiar con palabras, gestos, o puntos simbólicos las conductas prosociales, los estudiantes comienzan a repetirlas. Por ejemplo, si un estudiante ayuda a otro sin que se lo pidan, destacaría públicamente esa acción.
• Economía de fichas: Diseñaría un sistema donde los grupos ganen fichas al cumplir metas colaborativas: escuchar, respetar turnos, terminar trabajos juntos. Las fichas se canjearían por privilegios lúdicos.
• Contratos conductuales: Haría acuerdos escritos con los grupos para comprometerse con normas de respeto. Esto da un sentido de responsabilidad.
• Modelado: Como psicóloga en formación, modelaría yo misma cómo se resuelve un conflicto, cómo se escucha con respeto o cómo se acepta una idea distinta.
Cada técnica estaría adaptada a las características de “Los Rápidos” que deben aprender a ceder el control y “Los Creativos” que necesitan confiar más en su voz dentro del grupo.
4. Intervención: Habilidades Socioemocionales
Desarrollar habilidades como la autorregulación emocional y la empatía es esencial, sobre todo en edad primaria. Para eso, integraría:
•Mindfulness y relajación: Comenzaría las clases con ejercicios sencillos de respiración o visualización. Esto calma el ambiente y mejora la concentración.
•Terapia de juego: Utilizaría dramatizaciones, cuentos o títeres para que los estudiantes representen conflictos y ensayen soluciones. Este enfoque es muy eficaz con niños, ya que el juego es su lenguaje natural.
Con estas herramientas, estaría creando un espacio seguro para expresar emociones, resolver conflictos de forma sana y fortalecer los lazos entre ellos.
Caso 2: Los Visionarios (Nivel Secundario)
1. Detección y Evaluación
En adolescentes como “Los Visionarios”, el uso de la tecnología y la desmotivación requieren una mirada profunda, sin juicios. Mi evaluación incluiría:
•Entrevistas grupales: Para escuchar sus voces, saber qué piensan del currículo, cómo se relacionan con la tecnología, y qué les parece útil o aburrido en la escuela.
•Cuestionarios: Aplicaría escalas como el Cuestionario de Motivación Académica y una escala sobre uso responsable de internet. Esto me permitiría identificar estudiantes en riesgo de desconexión emocional o adicción a dispositivos.
•Observación del aula: Ver cómo se comportan en clases sin tecnología versus clases interactivas me permitiría detectar los estilos de aprendizaje predominantes.
También involucraría a los docentes, organizando reuniones para que comprendan mejor las necesidades digitales de sus estudiantes, y a la vez escuchen cómo los estudiantes se sienten frente a sus métodos.
2. Intervención: Orientación Vocacional y Profesional
Uno de los aspectos más comunes en adolescentes desmotivados es que no ven una conexión entre lo que aprenden y su futuro. Por eso, como futura psicóloga escolar, promovería:
•Aplicación de pruebas vocacionales digitales, como CHASIDE, para conocer sus intereses.
•Talleres vocacionales temáticos, donde puedan explorar carreras relacionadas con el mundo digital: diseño gráfico, programación, marketing digital, desarrollo de videojuegos.
•Proyectos “Mi pasión, mi profesión”, donde conecten sus talentos personales con oportunidades profesionales reales.
Mi objetivo sería que vean que estudiar no es solo una obligación, sino un medio para lograr sus metas.
3. Intervención: Dinámica de Grupos y Tecnología
Estos adolescentes ya están en el mundo digital. No podemos competir con la tecnología: debemos integrarla.
•Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP): Les propondría retos como crear un canal educativo, diseñar una app para la escuela o grabar un podcast sobre temas de su interés.
•Gamificación: Convertiría las tareas en retos con puntos, rankings y premios simbólicos. Esto genera un espíritu de equipo y entusiasmo.
•Talleres creativos digitales: De edición de videos, creación de memes educativos o ilustración digital. De esa forma, aprenden contenidos mientras desarrollan sus habilidades.
Estas estrategias les devolverían el interés y les harían sentir que lo que hacen tiene sentido.
4. Seguimiento y Evaluación
Ninguna intervención está completa sin seguimiento. Como futura psicóloga escolar, diseñaría un sistema de evaluación que incluya:
•Aplicación de las mismas escalas antes y después, para ver cambios reales.
•Indicadores observables, como reducción de conflictos, aumento en la participación y mejoras en el rendimiento.
Reuniones de retroalimentación con estudiantes, docentes y familias, donde se compartan los avances y se escuchen nuevas sugerencias. Este enfoque cierra el ciclo de intervención y fortalece la colaboración entre todos los actores educativos.
Conclusión
Este análisis me ha permitido integrar conocimientos teóricos con aplicaciones prácticas reales. Como estudiante de Psicología, reafirmo mi compromiso de ser una profesional que observe, escuche, evalúe e intervenga desde la empatía, el respeto por la diversidad y la búsqueda del bienestar común. Tanto “Los Exploradores” como “Los Visionarios” me enseñan que cada grupo tiene su propio universo emocional y social, y que como psicóloga escolar debo estar preparada para acompañarlos con estrategias sólidas, humanizadas y creativas.
Referencias
UNESCO. (2021). Guía para el bienestar socioemocional en la escuela. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000377485
Fundación Telefónica. (2018). Guía de Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP). https://educacion.fundaciontelefonica.com/wp-content/uploads/sites/2/2018/03/guia-abp.pdf
Ministerio de Educación de la República Dominicana. (2020). Caja de Herramientas del Psicólogo Escolar. https://ministeriodeeducacion.gob.do/




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